miércoles, 13 de septiembre de 2017

Alimentos transgénicos.

¿Qué son los Alimentos transgénicos?

Los alimentos transgénicos son aquellos que incluyen en su composición algún ingrediente procedente de un organismo al que se le ha incorporado, mediante técnicas genéticas, un gen de otra especie. Gracias a la biotecnología se puede transferir un gen de un organismo a otro para dotarle de alguna cualidad especial de la que carece. De este modo, las plantas transgénicas pueden resistir plagas, aguantar mejor las sequías, o resistir mejor algunos herbicidas. En Europa no todas las modalidades de transgénicos están autorizadas, sólo algunas pueden ser cultivadas y posteriormente comercializadas.
  

¿Por qué se crearon los alimentos trangénicos?

Los defensores de dicha práctica creen que con la modificación genética se pretende lograr alimentos mucho más resistentes y con mejores cualidades nutritivas que sean más beneficiosas para el ser humano. Es decir, nos podemos encontrar con maíz más resistente a los insectos, tomates que duran más tiempo en el refrigerador sin echarse a perderse, arroz rico en vitamina A, cosechas más resistentes a sequias, cultivos que sobreviven a insecticidas y herbicidas, café sin cafeína, etc…

En pocas palabras podemos decir que el propósito o el objetivo con el que se hicieron los alimentos transgénicos fue para hacer alimentos más resistentes, duraderos, más nutritivos y en menos tiempo.


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VENTAJAS.

Si bien el proceso de creación de alimentos transgénicos puede acarrear varios efectos secundarios, no sólo en la salud de las personas, sino también en los especímenes utilizados para el procedimiento, hay que reconocer que aportan ciertos beneficios que han permitido que la investigación para la mejora de estos productos continúe.

-Alimentos con mejores y más cantidad de nutrientes.
-Mejor sabor en los productos creados.
-Mejor adaptación de las plantas a condiciones de vida más deplorables.
-Aumento en la producción de los alimentos con un sustancial ahorro de recursos.
-Aceleración en el crecimiento de las plantas y animales.
-Mejores características de los alimentos producidos a la hora de cocinarse.
-Capacidad de los alimentos para utilizarse como medicamentos o vacunas para la prevención y el  tratamiento de enfermedades.

DESVENTAJAS.

Sin embargo, a pesar de las ventajas que pueden aportar para quien los consume, muchos expertos y organizaciones se oponen a la comercialización de los alimentos transgénicos, principalmente por los daños al medio ambiente y a la salud que estos pueden causar, entre ellos:

-Incremento de sustancias tóxicas en el ambiente.
-Perdida de la biodiversidad.
-Contaminación del suelo.
-Resistencia de los insectos y hierbas indeseadas ante medicamentos desarrollados para su contención.
-Posibles intoxicaciones debido a alergias o intolerancia a los alimentos procesados.
-Daños irreversibles e imprevisibles a plantas y animales tratados.

CAFÉ TRANSGÉNICO: 

Fue a finales de la década de 1990 cuando hizo su aparición el primer alimento vegetal de origen transgénico: científicos ingleses desarrollaron un tipo de queso destinado a enriquecer la dieta vegetariana. Desde entonces, la ingeniería genética ha ganado terreno en la agricultura a gran escala, sobre todo en los cultivos de soja y maíz.

Pero de qué hablamos cuando hablamos de un alimento transgénico: de una variedad cuyo ADN ha sido modificado —es decir, que de manera artificial ha adquirido determinadas características— con el propósito de que ofrezca mayor resistencia al mal clima y a las plagas, incremente su sabor o incluso tome un nuevo color. Digamos que, en cierto momento de la cadena productiva, un alimento transgénico ha puesto en entredicho el orden natural.

Son tantos los enemigos que amenazan los cultivos de café que hace ya una década que se debate la posibilidad de crear plantas de café genéticamente modificadas. El debate enfrenta dos posturas irreconciliables. Los partidarios del desarrollo de café transgénico hablan de un aumento en la producción —un atractivo enorme ante las proyecciones pesimistas para el futuro— y en la calidad del grano. Un grupo de investigadores brasileños, para no ir más lejos, introdujo hace unos cuantos años un gen que contrarresta los ataques de un hongo en hojas y raíces sin alterar el aroma y el sabor del fruto. Más recientemente, científicos japoneses diseñaron —bajo las condiciones reguladas de un laboratorio— una planta que produce granos que contienen dosis menores de cafeína.

Los detractores son mayoría y se identifican con la protección del medio ambiente. Los cultivos de café transgénico —sostienen— pueden contaminar a los ejemplares de café convencional y orgánico. No existen, además, estudios confiables sobre el consumo de alimentos transgénicos y su impacto en la salud humana. En México, por ejemplo, los pequeños y medianos productores han dado la voz de alarma debido a la participación de las grandes empresas multinacionales en la promoción y la puesta en marcha de esta nueva tendencia agrícola; tienen razones para creer que quieren hacerse del control total de la cadena productiva. Hay, como se ve, mucho en juego.


Estamos iniciando un nuevo año. Hay motivos suficientes para pensar que estará abierto al espíritu emprendedor, a la originalidad y a la constancia. No menos esperanzadora es la sospecha de que la renovación es uno de los sustentos de toda empresa humana. Renovar significa, como enseñaban los antiguos griegos, “transformarnos en lo que somos”, es decir, entregarnos esforzadamente a construir una idea más elevada de nosotros mismos. No hay duda de que en este 2014 haremos posible este anhelo universal.


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